Mentes Poderosas podría ser parte de la saga X-Men, una obra de reciclaje pop como Stranger Things, una película que ironiza sobre tendencias. Al no hacerlo, gana y pierde. El cuento de chicos del futuro con superpoderes ante un Estado opresivo es parte de una tendencia: la idea de que los nuevos jóvenes son los que van a cambiar la sociedad de manera definitiva por puro triunfo de la voluntad. Quizás esta lectura política pase inadvertida hoy, y sea, para el espectador que busca un cuento fantástico en el que pueda creer mientras se desarrolla ante sus ojos, totalmente superflua. Si es así, Mentes... funciona bien, tiene demasiados clichés que hacen ver las costuras, sus momentos de efectos especiales están filmados para generar una verdadera tensión -es decir, son buenos- y los personajes van de lo insufrible a lo querible pero priman los últimos. Es decir, agradable. Pero con granada bajo el poncho.