Matilda es varias cosas. Por un lado, una adaptación de una novela infantil de Roald Dahl, que nunca falla (Charlie y la fábrica de chocolate, Jim y el durazno gigante, El buen amigo gigante). Por otro, es una película de Danny de Vito, no sólo un gran comediante sino además un extraordinario realizador que logra hacer del grotesco un vehículo de sabiduría. Aquí narra la historia de una nena con padres horribles (el propio De Vito y su esposa Rhea Perlman) que quiere leer y ser libre... y además tiene extraños poderes telequinéticos. Eso y su enfrentamiento con una monstruosa maestra. La película puede verse como una versión infantil de Carrie (De Vito es amigo y discípulo de De Palma) y como una fábula sobre el abuso del poder y la imaginación, la inteligencia y la invención (alegre, siempre alegre) como la manera de combatirlo. Una película "infantil" porque mira el mundo desde la inocencia y lo aprende. Está disponible en Netflix.